miércoles, 25 de marzo de 2009

CARISMA POLITICO

Para mi existen dos factores básicos que en una sociedad democrática como la española influyen de una manera imperceptible pero muy sustancial en la opinión que forman sus ciudadanos de sus dirigentes políticos y principalmente a la hora de los procesos electorales.

Estos factores son la escasez de cultura jurídica y la fragilidad de la memoria histórica.

Los ciudadanos acuden a las urnas a ejercer un derecho, pero esto no les aleja de la realidad de su vida cotidiana, sus preocupaciones, sus planes de futuro, su situación laboral, su familia, etc..., etc..., al día siguiente, independientemente de quién haya sido el ganador, la vida continúa.

La información es poder, y por el contrario la ignorancia es acatamiento y sumisión.

La derecha española siempre ha sabido combinar éstos factores y usarlos en su propio beneficio.

Desde la transición, ha sido la izquierda gobernante la que ha traído a éste país los avances sociales más importantes, la derecha ha ido siempre a remolque y actuado cuando lo reivindicaba la ciudadanía y aún así de forma lenta y remolona.

El mejor presidente de la actual democracia española, ha sido sin duda alguna Felipe González, un gran estadista, y con un carisma inigualable.

Junto con él destacaron varios políticos, que por diversos motivos se fueron quedando en el camino, dando paso a otros de menor calado y nivel que más que darle apoyo se lo restaron y que por falta de diligencia, permitieron el auge de advenedizos y corruptos que provocaron el fin de una etapa de progreso para éste país.

Es decir que Felipe se fue quedando sólo, aún así, a pesar de las maniobras torticeras de un grupo de conspiradores y del principal partido de la oposición, en 1996 perdió las elecciones por un escaso margen, pudo haber gobernado en coalición, pero no, hasta aquí se llegó y ahora que sean otros los que tiren del carro, misión cumplida, y desde luego que para mi con sobresaliente.

El Sr. José Mª Aznar, se tuvo que tragar mucho de lo que dijo durante la campaña electoral y tuvo que pactar con los nacionalistas, mientras tanto la izquierda de éste país se quedo sin un líder capaz de llevarla a recuperar el poder y continuar con la labor de progreso que se había hecho en la era de González.

Así llegamos a la segunda legislatura del Sr. Aznar, que con mayoría absoluta, se quitó la piel de cordero y demostró lo que en realidad es, un ser megalómano, soberbio y paranoico, envidioso de Felipe y que lo mismo que algunas dictaduras cultivó el culto a la personalidad.

Permitió el auge de la derecha más rancia y retrógrada y que la iglesia más integrista, callada en la época de Felipe, se inmiscuyera en asuntos de un estado aconfesional; y que la corrupción fuese y sea de un escándalo de grado superlativo.

Es hoy en día el único del trío de las Azores que no pidió perdón por haberse equivocado y haber mentido al pueblo español.

Así pues se llega a un vuelco político, con el regreso del PSOE al poder y con la figura de José Luis Rodríguez Zapatero como máximo exponente del cambio.

Pero Zapatero no es González, y necesita, máxime en la situación actual, de que haya políticos con suficiente carácter y carisma y en todos los ámbitos, municipal, autonómico y estatal que con Fundamentos de Hecho y de Derecho, salten a la palestra y defiendan con uñas y dientes la gestión realizada, lo cortés no quita lo valiente, el talante no impide argumentar con contundencia la labor que se está realizando en las instituciones en las que se gobierna.

Si dejamos sólo a José Luis ya sabemos lo que va a suceder, y no es cuestión de la defensa que haga la militancia de base de su gestión; la militancia de base no es la imagen del partido, la imagen son los cargos públicos que con sus actuaciones e intervenciones le dicen al ciudadano quienes son los que están defendiendo sus intereses.

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