jueves, 7 de enero de 2010

REFLEXIONES DE UN SOCIALISTA HISTORICO IX.

No me había olvidado de Celso, debido a circunstancias que algunos conocen, decidí aparcar por un tiempo la publicación de los escritos que me facilitó, los motivos fueron diversos, desilusión, desgana, y por último prudencia.

Huebiese querido que ésta fuese la primera publicación del año, pero nunca es tarde si la dicha es buena, además, las reflexiones de Celso nunca están fuera de tiempo y de lugar, son para mí como una especie de centinela que te advierte por donde no debes pasar.

GRACIAS CELSO.


REFLEXIONES DE UN MILITANTE SOCIALISTA SOBRE LA SITUACION POLITICA ACTUAL.

En los tiempos de crisis en que nos encontramos, el neoliberalismo económico, como ya sabeis, reniega de cualquier intervención del Estado, pero sobre todo su virulencia se agudiza en lo que atañe a los GASTOS SOCIALES porque ellos, consideran que éstos, junto a los incrementos salariales dificultan el crecimiento y el empleo, y que nosotros no compartimos, ya que estos gastos sociales ayudan a mantener la actividad en tiempos de crisis y constituyen buenos estabilizadores automáticos amortiguando las recesiones económicas. Por mucho que las teorías Keynesianas no estén de moda en este momento, lo cierto es que ningún país puede ser próspero sin una fuerte demanda interna y es difícil que ésta tenga suficiente consistencia si se condena a una parte importante de la población a la miseria.

Porque mirad, compañeros, “si se fomentan sociedades con un alto grado de desigualdad lo que haremos será albergar núcleos cerrados de lujo y opulencia, pero imposibilitaremos que el país en su conjunto se desarrolle.

Cuando el neoliberalismo económico plantea la imposibilidad de mantener los gastos sociales incurre en un espejismo, porque la sociedad de ninguna manera podrá prescindir de dedicar parte de sus recursos a estos menesteres.

El que nieguen el sistema de provisión pública no implica la desaparición de las necesidades, ni evita que una parte de la producción tenga que ser forzosamente destinada a cubrirlas.

La educación, la sanidad, la vivienda, son gastos totalmente ineludibles y también exigibles para el desarrollo de la economía de cualquier país.

Habrá que contar pues que por el procedimiento que sea habrá que detraer del PIB un porcentaje para el consumo de los parados y de las clases pasivas.

Carece pues de toda lógica atacar los gastos sociales con el argumento de la incapacidad financiera, porque de una u otra forma persistirá la obligación de asumirlos con parte de la riqueza productiva.

Pero de todas las contingencias es la de la jubilación la que está sufriendo en los momentos presentes una ofensiva mayor, por parte de las fuerzas conservadoras ya que son varios los intereses y razones que influyen en ello.

En primer lugar conviene tener en cuenta que el capítulo de las pensiones es el que absorbe la parte cuantitativamente más importante de la protección social, por lo que en su reducción o modificación encuentran los liberales y conservadores un medio adecuado, para disminuir también las cotizaciones sociales y por ende, los costes laborales.

En segundo lugar, el ataque al sistema público acentuando su inviabilidad conlleva de esta manera a la posibilidad de expandir los planes privados, bocado muy apetitoso para las entidades financieras y aseguradoras, captándose de este modo, un ahorro estable y semicautivo. Este ataque ofensivo ideológico comienza con una avalancha de datos sobre el futuro envejecimiento de la población. Nada más chocante que ver a estos países de la “Europa fortaleza” inmersos en estas preocupaciones. La solución si se desea basta con abrir las fronteras y consentir la inmigración. Algunos argumentarán que con las altas tasas de paro que sufren en la actualidad los países europeos es imposible permitir la entrada a los habitantes del Tercer Mundo; pero entonces el problema es de empleo y no de población.

También cabe preguntarse ¿Para qué queremos elevadas tasas de natalidad si no hay puestos de trabajo?. Dejemos pues de utilizar el argumento demográfico, amén de las argumentaciones catastrofistas acerca de la no viabilidad de la protección pública “argumentos” que no difieren sustancialmente de los que se emplean para poner en cuestión la viabilidad generalizada del Estado de Bienestar, pues ya sabemos que esta ofensiva neoliberal se dirige a cantar las excelencias del sistema de capitalización sobre el reparto identificando el primero con el privado y el segundo con el público. Los defensores de los planes privados intentan convencernos de las ventajas que conlleva el sistema de capitalización de cara a incentivar el ahorro nacional. Tales planteamientos constituyen un claro sofisma. La transformación del sistema público en un sistema privado no modifica la cantidad total del ahorro, tan solo su destino. En el primer caso los fondos se dirigen al Estado, en el segundo a las instituciones financieras o fondos privados. Si hoy en España, determinadas personas de ingresos altos o medio altos, se deciden a suscribir un plan de pensiones es tan solo por las desgravaciones fiscales que comportan.

Otra fuente de desigualdad en los fondos de pensiones son las características diversas en las empresas en que prestan sus servicios los trabajadores. En las grandes empresas públicas, los trabajadores organizados en sindicatos, tendrán más fuerza para presionar y conseguir acuerdos encaminados a la constitución de planes de pensiones, mientras que para la gran mayoría de empleados, con relaciones laborales muy precarias y en sectores y explotaciones más frágiles, donde apenas existen las organizaciones sindicales o si existen carecen de fuerza, la posibilidad de conseguir planes empresariales será nula. En realidad lo que a menudo se olvida es que el fundamento y sentido de la Seguridad Social radica en su carácter redistributivo y en la cobertura generalizada del riesgo de vejez. Es este carácter universal y compensativo el que exige una caja única lo que diferencia radicalmente el sistema público, de los planes privados.

La parte del PIB que destinamos al gasto en pensiones es de los más bajos de Europa, a pesar de que durante todos estos años las jubilaciones anticipadas han sido un mecanismo para paliar el problema del desempleo. Y lo mismo cabe decir del porcentaje de la pensión media sobre la renta per cápita que en nuestro país, con la sola excepción de Portugal y Grecia, supone el nivel más reducido de toda la Unión Europea.

A las pensiones les acecha en España un peligro cierto, pero no es de tipo financiero ni económico, sino político e ideológico. Su origen se encuentra en la actitud de los económicamente privilegiados decretando que ya se ha ido demasiado lejos en la solidaridad y en la postura de algunos partidos políticos que tratan de ocultarlo en sus programas para no suicidarse electoralmente pero que paulatina e implacablemente irán reduciendo las prestaciones.

Lo que hay que temer de éste discurso que mantiene que dadas las dificultades financieras es imprescindible para salvar el sistema de protección social es adaptarlo a las nuevas circunstancias. En éste sentido el Pacto de Toledo firmado por todas las fuerzas políticas, lejos de ser, como se pretende una garantía para los jubilados, constituye más bien el anuncio de un progresivo deterioro de las pensiones que esperemos que nuestros compañeros de UGT y CC.OO. traten de enderezar el rumbo de una nave que ya veremos hacia el puerto que arribará.

Paso seguidamente a hablaros sobre el tema del DESEMPLEO, que como todos sabemos es el problema principal que tenemos en España y en Europa, y es algo que nos asalta todos los días, en nuestras familias, entre nuestros conocidos, entre nuestros hijos e hijas, entre nuestros propios compañeros, etc., etc.

El desempleo persistente y masivo que no nos ha dejado en los últimos 20 años, no es sólo un problema económico de ineficiencia en la utilización de los recursos, sino sobre todo, un problema de la organización de la sociedad.

Una sociedad como la nuestra que mantiene un 18% de su población trabajadora en paro es sencillamente una sociedad que está organizada de un modo injusto.

No quisiera dejar pasar este punto, sin hacer una autocrítica a nuestro partido, a la izquierda, porque aún focalizando su política en la defensa del Estado de Bienestar, no se ha planteado el tema del desempleo de un modo frontal, porque era entrar en territorio incierto y difícil, constituyendo de esta manera, a mi modo de ver, la mayor debilidad política que ha tenido la izquierda actual, española y europea, y en tanto no demos una alternativa viable al desempleo, la izquierda no recuperará su primacía intelectual frente a la derecha neoliberal-conservadora.

Observo con preocupación que la izquierda no tiene una posición clara con respecto a cuales son las causas básicas del desempleo y que me gustaría analizar sucintamente desde mi humilde visión personal y en un plano teórico.

EL DESEMPLEO EN NUESTRA EPOCA.

Lo primero que se me ocurre es preguntarme ¿El desempleo que asola España desde hace 20 años está originado como en los años 30 por una falta de expansión de la demanda? ¿Está originado, como entonces, por un subconsumo?.

A mi entender, la explicación causal del desempleo actual, que paso seguidamente a comentar con vosotros, es la siguiente:

Hasta finales de los años 70, todos los países desarrollados, gestionaban con cierto éxito el desempleo con el modelo que los entendidos llaman “debilidad de la demanda” que consistía en combatirla mediante las políticas de inversión pública con cargo al déficit público hasta lograr alcanzar el pleno empleo.

Este modelo estaba basado en producir y consumir masivamente, crear infraestructuras urbanas (carreteras, autopistas, puertos, etc.,) así como extender los servicios públicos de bienestar (salud, educación, justicia...).

Esto suponía costes salariales y sociales crecientes, pero era posible hacerles frente en virtud de un crecimiento económico alto y estable que se estaba dando. Pero hete aquí, que varios fenómenos en cadena que surgieron dieron al traste con el equilibrio dinámico de aquel tipo de crecimiento.

Como todos sabeis, en el período 1974-1981 el llamado “stock de oferta” que supuso la subida de los precios del petróleo, significó que la oferta ya no sólo incluía costes salariales y sociales crecientes, sino también precios crecientes de las materias primas. Esto originó que el crecimiento fue cayendo, una mayor inflación, empieza a aparecer el desempleo y como consecuencia de todo ello, una crisis fiscal del Estado.

Todos estos problemas se reforzaban y realimentaban entre sí. Los incrementos de los costes salariales en una situación de inflación creciente conducían a la espiral precios-salarios, reforzando la inflación, aumentando el desempleo y con él, el déficit público.

Este desempleo masivo que aparece, produce una verdadera revolución en la organización de la producción, haciendo variar a su vez, las condiciones de trabajo.

Vamos a detenernos por un momento, en las nuevas características que el nuevo modelo de organización de la producción está imponiendo en el mundo del trabajo y elaboremos las propuestas que debemos plantear desde la izquierda hacia la búsqueda de soluciones al problema del desempleo tan alto y persistente.

El reto que tenemos desde la izquierda es doble: Por una parte encontrar nuevas fórmulas para terminar con el desempleo y por otra y a diferencia de las experiencias conservadoras, evitar que la solución de éste problema de lugar a la aparición de una sociedad dual.

Es hora ya, de ser capaces de idear un conjunto radical de medidas activas de empleo a sofocar el

-Desempleo juvenil.
-Desempleo femenino.
-Desempleo a largo plazo (de más de 1 año de duración).

1ª IDEA: DERECHO UNIVERSAL A LA FORMACIÓN CONTINUA.

La piedra angular de esta propuesta, sería poner en práctica, un nuevo sistema de formación especializada de acceso universal y a lo largo de toda la vida laboral.

En nuestra sociedad, la sociedad basada en el conocimiento, el origen principal del desempleo alto y persistente actual y que afecta directamente al desempleo juvenil, al femenino y al parado de larga duración es la falta de preparación de los trabajadores para atender a la demanda cualificada de los sectores productivos en crecimiento.

Esto tiene que partir de una nueva concepción de la educación primaria y secundaria, que prepare la mente de nuestros jóvenes con el nivel de conocimientos generalistas que les permita más adelante una gran versatilidad para poder reorientar en sucesivos momentos de su trayectoria laboral, su carrera profesional.

No se trata tan solo de que adquieran conocimientos, sino también habilidades informáticas, de trabajo en grupo, de toma de decisiones, de comunicar y de innovar. Además, junto a los conocimientos y las habilidades este sistema les habrá de dotar de una visión que implique conocimientos profundos de historia, filosofía y cultura general.

2ª IDEA: UNA NUEVA POLÍTICA CONTRA EL PARO DE LARGA DURACIÓN.

Debemos reconocer que los 20 años de desempleo en nuestro país, ha dejado un legado de 1,8 millones de personas en el para de larga duración (que buscan empleo desde hace más de 1 año); 1,2 millones de personas que están desempleadas desde hace más de 2 años.

Una posible solución a este problema consistiría en que: Toda aquella persona que no haya conseguido su recolocación, después de 1 año, pueda ser recolocada en un puesto de trabajo, de modo que el empleador reciba como subvención la cantidad que ese trabajador recibiría en forma de ayuda al desempleo.

La transición del actual sistema pasivo de protección al desempleo a un sistema activo, se haría en dos etapas.

a) En un primer período, el desempleado perciba un salario público, es decir, su seguro de paro, a cambio de un esfuerzo por su parte en formación en el sistema de especializaciones sucesivas.
b) En un segundo período y antes de que el trabajador pase a ser parado de larga duración, los fondos destinados a su protección, sirvan para subsidiar su colocación en un nuevo puesto de trabajo durante un año.

En definitiva, lo que estoy proponiendo es un cambio de orientación en la lucha contra el desempleo que implica una reorganización en profundidad del Estado de Bienestar, estableciendo una transición desde los sistemas actuales pasivos de protección al desempleo a sistemas activos que incentiven y motiven a las personas que se encuentran paradas.

3ª IDEA: EL REPARTO DE TRABAJO.

Un hecho evidente y que es exponente de la injusta organización de nuestra sociedad consiste en que el trabajo está socialmente mal repartido, ya que un sector de la población activa no trabaja, mientras que otro sector trabaja cada día más tiempo. Sin embargo pienso que no debemos centrar excesivamente en esta medida todas nuestras esperanzas. Paso seguidamente a exponer mis reservas a esta medida.

Es verdad que las nuevas tecnologías que se han ido implantando durante los últimos 20 años en la economía, van a tener como efectos a largo plazo, de las horas medias trabajadas.

Asimismo observamos un descenso demográfico que va a significar un alivio importante sobre las presiones que hoy día tiene el mercado laboral. Dicho de un modo gráfico; si uno quiere que una barca se mueva, y la coloca en el río a favor de la corriente, se moverá por supuesto. Pero para lograr el pleno empleo la barca tendrá que tener un motor adicional y potente y ese motor no puede ser simplemente suministrado con el reparto del trabajo.

Es más, un argumento adicional que por desgracia va a restar efectividad a esta medida consiste en que puede ser aplicable tan solo a la parte más regulada de la economía, lo que tiende a perder importancia y disminuir su tamaño.

Sin embargo, no va a ser tan fácilmente aplicable a los sectores más dinámicos de la actividad económica, donde las tareas son más difícilmente divisibles y el trabajo se mide más por objetivos y tareas cumplidas que por tiempo de trabajo.

4ª IDEA: LA DESCENTRALIZACIÓN DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA.

En un país como España en el que existe una escasa movilidad geográfica, la negociación colectiva deberá ser mucho más sensible a las condiciones geográficas del entorno geográfico en las que se producen. Sin que esto suponga una merma a la capacidad de negociación, es necesario poner en pie un modelo de negociación sensible a situaciones territoriales diversas y que busque ligar los incrementos y beneficios salariales a los resultados concretos de las empresas. Esto implica un enorme cambio en la cultura empresarial de nuestro país, que se habría de abrir en términos de información sobre la marcha del negocio y de relaciones internacionales a una participación mayor de los trabajadores.

5ª IDEA: EL FOMENTO DE LA CREACIÓN DE EMPRESAS Y EL AUTOEMPLEO.

En España, donde la mentalidad tomadora de riesgos está poco desarrollada y donde el empresario es un recurso económico y socialmente escaso, este elemento es de gran importancia y no ha sido debidamente promovido, ni por la izquierda ni por la derecha española.

Esta nueva política supondría un giro en la mentalidad del sistema financiero español absolutamente opuesta a la canalización de la inversión hacia nuevas empresas y hacia el autoempleo.

6ª IDEA: CREAR UN ENTORNO MACROECONÓMICO FAVORABLE A UNA POLÍTICA DE EMPLEO EFECTIVA.

Este escenario deberá combinar los siguientes elementos:
a) Un objetivo ambicioso de crecimiento económico que persiga situarlo en todo momento lo más cerca posible de la plena utilización de la capacidad productiva del país.
b) Una política de rentas efectiva de modo que se prevengan con el acuerdo de los agentes económicos y sociales las espirales precios-salarios.
Y de un modo incluso más importante una política intensa y central de defensa de la competencia que sea capaz de conjurar definitivamente los fenómenos de “inflación de oferta”, es decir, los fenómenos de fijación abusiva de márgenes de beneficio a las rigideces y faltas de competencia en diferentes mercados de bienes y sobre todo de servicios.
c) Un escenario en que el Estado sea eficiente en el uso del gasto público y en el que el déficit público esté controlado. En suma, un escenario en el que se devuelva tanto al Déficit como a la Deuda Pública a los niveles de normalidad previos a la crisis de productividad de principios de los años 80.
d) Un escenario que, por último, no tenga que recurrir a medidas cambiarias para ganar en competitividad internacional, sino donde la política cambiaria sea mental, de modo que la competitividad sea resultado de las ganancias de productividad del sistema económico.

7ª IDEA: POLÍTICA SOCIAL A ESCALA EUROPEA.

Cualquier esquema de progreso contra el paro se debe desarrollar en el ámbito europeo. Sin embargo, para hacer posible esto es preciso que la Unión Europea se dote de organismos legislativos y ejecutivos más fuertes y de representación más directa a escala europea.

Fdo.

CELSO.

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