Una pareja de casados estaban invitados a una fiesta de disfraces, pero a ella le dolía muchísimo la cabeza y le dijo al marido que fuera solo.
Aunque el protesto, ella le dijo que se iba a tomar una aspirina e irse a la cama, por lo que no había necesidad de que se quedara en la casa.
Así que el marido se puso el disfraz y se fue.
La mujer, después de dormir una hora, se despertó sin dolor y, como era temprano, decidió ir a la fiesta.
Como el marido no sabia cual era su disfraz, ella pensó que seria divertido observar como actuaba cuando estaba solo.
Llegó a la fiesta y enseguida le vio bailando en la pista con cada chica con la que se cruzaba, tocando un poco por acá y tirando besitos por allá.
La mujer se le acercó y empezó a seducirlo.
El dejó a la mujer con la que estaba y se dedicó a la recién llegada, a la sazón su mujer.
Ella le dejó avanzar todo lo que quiso y, en un momento, el le susurró una proposición en el oído.
Ella aceptó y salieron de la fiesta.
Entraron a uno de los coches y tuvieron sexo de todas las maneras y posiciones posibles: oral, anal y por todos lados.
A medianoche, antes de desenmascararse, ella se escabulló, se fue a casa, escondió el disfraz y se metió en la cama, regocijándose por la clase de explicación que le daría su marido.
Cuando este llegó, ella estaba sentada en la cama, leyendo.
- ?Como te fue?.
- Bueno, lo de siempre --dijo el--. Ya sabes que no lo paso bien cuando no estoy contigo.
- ?Bailaste mucho?
- Ni una sola pieza.
Cuando llegué, me encontré con Pedro, Guillermo y otros, así que nos fuimos a la planta alta y jugamos al póker toda la noche.
¡¡Lo que no vas a poder creer es lo que le pasó al tipo al que le presté mi disfraz!!
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