Un periodista llega a un paraje montañoso para hacer un reportaje sobre la vida del lugar.
Aborda uno de los aldeanos y le dice:
Por favor, cuénteme algo anecdótico de esta región.
El aldeano comienza:
Una vez se perdió una cabra de nuestro rebaño, y como es la costumbre, nos reunimos todos los de la aldea, bebimos todas las botellas de vino y salimos juntos a buscarla al monte.
Cuando la encontramos, como es la costumbre, volvimos a beber y uno por uno hicimos sexo con la cabra.
El periodista interrumpe:
Oiga, este reportaje será público.
Mire, mejor me cuenta algo alegre de la región.
Bien, una vez se perdió en el monte la mujer de un vecino y, como es la costumbre, todos bebimos y salimos en su búsqueda.
Al encontrarla, como es la costumbre, bebimos y cada uno hizo sexo con ella.
El periodista no soportó más y con el fin de evadir ese tema, le dijo al aldeano:
Mire, mejor cuénteme algo triste.
El aldeano, limpiándose una lágrima que comenzaba a salir de sus ojos, continuó:
Una vez yo me perdí en el monte...
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