Nunca había entendido por qué las necesidades sexuales de los hombres y las mujeres son tan diferentes entre sí.
Nunca había entendido todo eso de Marte y Venus.
Y nunca había entendido por qué los hombres piensan con la cabeza y las mujeres con el corazón.
Una noche, la semana pasada, mi novia y yo nos íbamos a la cama.
Bueno, empezamos a ponernos a tono y, en ese momento, va ella y dice:
"Creo que ahora no me apetece, tan sólo quiero que me abraces".
Yo dije: "¿¿¿QUÉ???"
Así que dijo las palabras que todo hombre en el planeta Tierra teme.
Me dijo: "No sabes conectar con mis necesidades emocionales como mujer".
Empecé a pensar qué podía haber fallado.
Al final, asumí que esa noche no iba a pasar nada, así que me dormí.
Al día siguiente fuimos a comprar a unos grandes almacenes.
Me di una vuelta mientras ella se probaba tres modelitos carísimos.
Como no podía decidirse por uno u otro, le dije que se comprara los tres.
Entonces me dijo que necesitaba unos zapatos a juego, a 200 euros el par, conque le contesté que me parecía bien.
Luego fuimos a la sección de joyería, de donde salió con unos pendientes de diamantes.
¡Estaba tan emocionada!
Debía de pensar que me había vuelto loco, pero no creo que le importara demasiado.
Yo creo que me estaba poniendo a prueba cuando pidió un brazalete de tenis, porque ni siquiera juega al tenis.
Me parece que rompí sus esquemas cuando le dije que sí.
Ella estaba casi excitada sexualmente después de todo esto; tendríais que haber visto su cara cuando dijo:
"Venga, vamos a la caja a pagar".
Me costó mucho aguantarme al decirle:
"No, cariño, creo que ahora no me apetece comprar todo eso".
De verdad, teníais que haberle visto la cara.
Se quedó pálida.
"Tan sólo quiero que me abraces".
En el momento en que empezó a poner cara de querer matarme, añadí:
"No sabes conectar con mis necesidades financieras como hombre".
Creo que el sexo se ha terminado para mí hasta la primavera de 2014 o por ahí.
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