miércoles, 7 de julio de 2010

Mirando atrás.

Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos:

Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin air-bag, hacíamos viajes de 10-12h con cinco personas en un 600 y no sufríamos el síndrome de la clase turista.

No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.

Andábamos en bicicleta sin casco, eso sin contar con que hacíamos auto-stop.

Los columpios eran de metal y con esquinas en pico, y jugábamos a "lo que hace la madre hacen los hijos", esto es a ver quien era el mas bestia.

Pasábamos horas construyendo nuestros carros de rodamientos para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que nos habíamos olvidado de los frenos. Después de chocar con algún árbol, aprendimos a resolver el problema.

Jugábamos a "churro va" y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales.

Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y solo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle.

Nadie podía localizarnos.

Eso si no buscábamos maderas en los contenedores o donde fuera y hacíamos una fogata para asar patatas y contar historias de miedo.

No había móviles.

Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.

Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños y se curaban con Mercromina y unos puntos.

Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos.

Tuvimos peleas y nos "esmorramos" unos a otros y aprendimos a superarlo.

Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.

Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando.

Compartimos botellas de refrescos y nadie se contagio de nada. Solo nos contagiábamos los piojos en el cole. Cosa que nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.

No tuvimos Playstations, Nintendo 64, vídeo juegos, 99 canales de televisión, películas en vídeo, sonido surround, móviles, computadores ni Internet.

Nosotros tuvimos amigos. Quedábamos con ellos y salíamos. O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos.

Y jugábamos a las chapas, al peón, a las bolas, a la lima, al rescate..., en fin tecnología punta.

Íbamos en bici o andando hasta su casa y llamábamos a la puerta.

¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, ¡nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel! !Sin ningún responsable! ¿Cómo lo conseguimos?

Hicimos juegos con palos y balones de fútbol improvisados, y comimos pipas y, aunque nos dijeron que pasaría, nunca nos crecieron en la tripa ni tuvieron que operarnos para sacarlas.

Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar y algunos incluso chupaban el grifo.

Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la "escopeta de perdigones", antes de ser mayores de edad y sin adultos, DIOS MÍO!!

En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos.

Los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción..

Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repitieron curso.

¡Que horror, no inventaban exámenes extra!

Y ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarlas el culo, no en un chat diciendo :) :D :P

Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias.

No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si trasgredíamos alguna ley, era inadmisible. ¡Ellos protegían las leyes!

Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.

Tú eres uno de ellos. ¡Enhorabuena! Pasa esto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños, antes de que los abogados y los gobiernos regulasen nuestras vidas, para nuestro propio bien.

3 comentarios:

xan de couzadoiro dijo...

que tiempos mas felices.

salud y republicaenti

Anónimo dijo...

QUE EPOCAS!!!
E *INCREIBLEMENTE* SOBREVIVIMOS Y SALIMOS BUENOS!!!
¿COMO FUE Q PASO?!?!??!?!??!?

FUERZA Y HONOR!!!

Angus dijo...

Cositas que encuentro en el baúl de los recuerdos, ya dije que durante el Verano cambiaría de tercio.

Estoy pensando en escribir una anécdota real de mi infancia, pero me da un poco de vergüenza.

Todo se andará.

HASTA LA VICTORIA SIEMPRE: