lunes, 8 de febrero de 2010

REFLEXIONES DE UN SOCIALISTA HISTORICO X

Esta es la décima entrega de las reflexiones de mi camarada Celso, aún me quedan dos más que iré pasando a limpio y publicando en cuanto me sea posible.

Como ya dije en otro momento, a pesar de que han pasado muchos meses desde que me las entregó, y se han sucedido diversos acontecimientos, me ratifico en que nunca están fuera de tiempo ni de lugar.

Realmente todo lo que decía Celso en su momento, lo estamos viviendo actualmente en lo que es la red, basta pasarse por unos pocos blogs y podemos leer artículos o más bien dicho reflexiones en voz alta de muchos progresistas.

Para mi Celso sigue siendo un referente y sigo aprendiendo más cosas cada día.

GRACIAS CELSO.



ELECCIONES EUROPEAS.

Estimados compañeros: Hemos de ser conscientes que no nos encontramos en la mejor de las situaciones imaginables; en los sondeos de opinión, el partido ocupa una posición no muy buena con respecto al PP, y nos consideran un partido anticuado y reticente a las reformas. Tenemos que renovar contenidos, renovación que se hace imprescindible porque nuestro partido ha ido perdiendo progresivamente su perfil socialdemócrata.

Para mí va a ser muy importante lograr que los jóvenes socialistas y la gente joven en general, apoyen nuestra campaña electoral. En épocas muy recientes, hemos cometido el error de descuidar en demasía a los jóvenes socialistas. Los presidentes del partido no habían asistido ni una sola vez a sus congresos. Algo sorprendente, y que la ejecutiva del partido debe conocer y es que el futuro no puede ganarse sin la juventud caracterizada por un fuerte compromiso político.

Observo también una serie de factores que aparecen como una dificultad para seguir desarrollando el proyecto de nuestro partido. Uno de los más importantes es, sin duda, el de los efectos sociales y culturales negativos de la desvertebración social. Esta es fruto de la segmentación y precarización laboral creciente y muy acusada en los últimos años y afecta al papel actual de los sindicatos y a las actitudes de aquella parte de la población potencialmente activa afectada por el desempleo. El miedo a la pérdida del empleo o al empeoramiento de las condiciones de trabajo y el miedo a un futuro sin trabajo, sobre todo entre los jóvenes están en el origen del avance de los valores conservadores en nuestra sociedad. Porque el miedo paraliza. Una parte importante de la sociedad tiende a resignarse ante los hechos consumados, con lo cual los valores defendidos por la izquierda se debilitan y se difumina así, al menos por el momento, el horizonte transformador. Para la cultura política de la ciudadanía esta situación es muy negativa, pues el miedo y la resignación acaban creando cierta hipocresía social; una situación contradictoria en la que son muchos los que se quejan amargamente de que los partidos políticos no responden a las demandas más sentidas por la sociedad civil pero pocos los dispuestos a actuar en consecuencia, o sea, con voluntad de compromiso participativo para hacer frente organizativamente a los retos sociales en que nos encontramos.

Por otra parte, la imposición interesada del bipartidismo por los de arriba y su culto en la mayoría de los medios de comunicación ha tenido una incidencia negativa directa en una ley electoral a todas luces injusta y lo está teniendo también, indirectamente, en la voluntad de los electores, al reforzar en éstos, tendencias utilitaristas y el miedo a la diferencia.

Todo esto está afectando de manera muy perceptible a la participación activa y al compromiso voluntario de los ciudadanos en organizaciones sociales y políticas.

En los meses transcurridos desde la pérdida del Gobierno en la Xunta de Galicia el 1º de Marzo de 2009, he podido constatar que el sentimiento de pertenencia a nuestro partido PSOE-PSdeG ha sido mucho más sentido por las bases que por los dirigentes. La culpa no fue de nuestro ex-presidente y ex-secretario general Touriño, sino de la falta de liderazgo que realice una síntesis de la línea política.

La diversidad del partido es su riqueza, pero hay que aprender a hablar con una sola voz, a respetar a las mayorías, y si es necesario, a dejar a alguno en casa.

Tenemos que superar protagonismos y personalismos, inventar una línea política nueva, dar paso a una nueva generación, no sólo de edad, sino de mentalidad.

Tenemos que apartarnos de la división ante el debate. Critico también la búsqueda desenfrenada por parte de algunos de visibilidad mediática, la lejanía de los dirigentes respecto de los problemas de los ciudadanos.

No quisiera dejar pasar el momento en que me encuentro en uso de la palabra para hacer algunas consideraciones de cómo está afectando LA CRISIS A LOS VECINOS Y A LAS CIUDADES.

Los efectos de la catástrofe financiera la estamos percibiendo sobre todo a nivel local.

En España los municipios solo gestionan un 15% del gasto público, frente al 24% de la media comunitaria. Así que bienvenidas sean las ayudas decretadas por el gobierno a los municipios.

La crisis que padecemos golpea en todas partes, pero donde se deja notar con más fuerza es en las ciudades y es en éstas donde cuenta cada vez más la capacidad de las mismas para afrontar los problemas de la crisis cotidiana. Los protagonistas de las cumbres de Washington o Bruselas pasan por encima de estos problemas, pero los alcaldes y los vecinos se los encuentran cada día cara a cara.

No es lo mismo hablar de crisis que padecerla, al pagar el billete de bus, afrontar la factura de la luz, agua, gas o devanarse los sesos pensando como seguir pagando la hipoteca. Los precios y tasas de los servicios públicos y sus mecanismos de actualización se fijaron en momentos muy distintos a los actuales. Y las perspectivas de aumento en algunas ciudades superan el 3% o el 4%.

Finalmente he de decir, que la crisis a mi entender radica en el enquistamiento de la política en la gestión tecnocrática y cuasi secreta de los asuntos públicos, abandonando la tarea de educación sociopolítica de la población para que pueda conocer mejor estos asuntos y participe más en su resolución; por el contrario se desplaza a la mayoría al papel de espectador del cruce de ataques y agresiones verbales entre dirigentes políticos.

Globalmente se trata de una crisis de representación y de participación que se expresa en el desinterés ciudadano por la política y en la baja valoración de esta actividad humana.

LAS CAUSAS de las crisis son diversas y, entre ellas, destacaría las siguientes:

*LA CORRUPCIÓN Y EL CINISMO DE DETERMINADOS POLÍTICOS.

*LA OBSOLESCENCIA DE LA MAYOR PARTE DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS al convertirse en fuerzas oligarquizadas y desconectadas de la sociedad civil.

*LA DEGENERACIÓN DE LAS CAMPAÑAS ELECTORALES.

*LA FALTA DE UNA CIUDADANIA SOLIDARIA ACOSTUMBRADA AL ASOCIACIONISMO Y A LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA.

*LA FORTALEZA DE DIVERSOS PODERES CORPORATIVOS MUY RESISTENTES A PROCESOS DE DEMOCRATIZACION ECONOMICA Y SOCIAL.

*EL EXCESO DE EXPECTATIVAS RESPECTO A LA POLÍTICA.

*LAS DIFICULTADES TÉCNICAS QUE CONLLEVA LA GESTION DE ASUNTOS PUBLICOS PARA RESOLVER PROBLEMAS CIUDADANOS EN UN PLAZO DE TIEMPO CORTO.

Más allá de que éstas sean las causas más exactas, lo cierto es que la reconstitución de la política es uno de los grandes desafíos que tiene planteada la izquierda.

Existe una segmentación muy importante dentro de la clase obrera y además se incrementa un número de ocupaciones bastante distintas de las tradicionalmente consideradas como obreras. El surgimiento de un nuevo tipo de trabajadores muy influidos por la cultura del individualismo y la meritocracia introducen nuevos problemas de comportamiento político. Tampoco conviene olvidar que la clase obrera tradicional también dista de tener una nítida orientación de izquierda.

La necesidad de obtener apoyo electoral en sectores ocupacionales diversos por motivos de ingresos, estatus y demandas bastante diferenciadas plantea el problema de la base social de la izquierda en términos bien distintos a otras épocas de la historia.

Este tema de la base social de la izquierda nos lleva a analizar otro tipo de problemas; los referidos a las llamadas condiciones subjetivas para el desarrollo de un determinado programa o proyecto político.

Uno de los principales problemas que se plantean para el avance de la izquierda es el de la hegemonía de la cultura burguesa. En la construcción de esta hegemonía cultural juegan un gran papel los medios de comunicación social, especialmente la televisión.

La hegemonía de la cultura burguesa ha destruido la antigua cultura de la clase obrera y ha logrado una desideologización de la mayor parte de la población por lo que respecta a los contenidos de la ideología tradicional de la izquierda y lo que es peor, un creciente desinterés por la participación sociopolítica.

Las prácticas corruptas que han manchado a diversos partidos europeos de izquierda no son más que la manifestación de un problema más grave; la escisión entre práctica política y cultura moral. La falta de cultivo de cultura moral, ha cegado a la izquierda mayoritaria y la ha llevado por los caminos de un craso pragmatismo hasta dejarla prisionera en los brazos del liberalismo. El desafío político-cultural para una izquierda que no quiera suicidarse es el de la construcción progresiva de otra hegemonía ética-cultura que la dote de una nueva base social para poder practicar una política más radical recibiendo aportaciones en ese ámbito del cristianismo originario, del ecologismo político, del feminismo, de la diferencia y del nuevo internacionalismo para dotar de fuerza a la contrahegemonía que propugno.

CELSO.

1 comentario:

celso dijo...

muy buen artículo, reafirmo lo que dice mi padre no tanto por ser su hijo sino porque creo firmemente en una izquierda que luche por conseguir un mundo más justo y no tanto una izquierda llena de cuadros políticos que acuden a ella para enriquecerse, la política es hacer posible lo imposible luchar por alcanzar un mundo donde reinen los derechos humanos y se acabe el clasismo, el racismo y todo tipo e fundamentalismos