jueves, 1 de octubre de 2009

VALORES SOCIALISTAS

A veces cuando te dedicas a bucear en la red, encuentras cosas de todo tipo, lógicamente cada uno aprovecha lo que considera más oportuno y supone que le servirá para aprender.
Hoy publico una de esas cosas que he encontrado.
Personalmente y en mi humilde opinión no tiene desperdicio, a mi me ha gustado.


Valores socialistas del hombre nuevo

El modelo capitalista es inviable y lesivo para la especie humana, no sólo porque pone en peligro la propia existencia del planeta, sino porque promueve y estimula valores negativos, ajenos a la integridad humana, y pretende el sometimiento de las grandes mayorías por parte de unas minorías privilegiadas.

Detrás de las maneras de vida del capitalismo, invariablemente existirá un reducido grupo de individuos que acumulan riquezas materiales, tras el aprovechamiento del trabajo de una gran mayoría explotada.

El capitalismo cosifica a los individuos, les hace actuar y comportarse ante la sociedad como rivales y pervierte las relaciones sociales.

Entre otros de sus antivalores podemos distinguir:

Explotación del hombre por el hombre.
Supervivencia del más apto.
Cultura individualista y egoísta.
Pragmatismo insensible “el fin justifica los medios”.
Consumismo.
Culto al fetiche materialista y la corrupción.
Todo se compra y se vende.
El trabajo visto como materia prima.
Resignación a ser oprimido.
Intolerancia.
Acumulación de riquezas para la “felicidad”.
Privilegios sólo para las clases altas.
Cuánto tienes, tanto vales.
Vivir para trabajar.
Dar únicamente para recibir algo a cambio.
Competencia feroz.
Lucha de unos contra otros... la guerra.

El socialismo es la negación del capitalismo, en tanto que se concibe como un modo de producción que auspicia la convivencia armónica entre las personas con base en una estrategia de supervivencia colectiva.

El ideal socialista propugna el desafío de edificar una mueva sociedad, con una mujer nueva, un hombre nuevo que asumen la solidaridad como un acto reflejo.

En dicha sociedad ha de existir igualdad material y cultural entre las personas, es decir, se concreta el desarrollo integral de todos, la vida digna y la plena realización humana.

Es una sociedad con valores renovados.

La sociedad socialista pide a cada uno de acuerdo a su capacidad y le entrega a cada cual de acuerdo con su necesidad; de ésta forma se prescinden las diferencias sociales entre las personas.

Al promoverse la posesión pública de los medios de producción y su gestión también pública, se actúa en pos del interés de la sociedad en general y no a favor de clases o grupos particulares.

Visto como un sistema, el socialismo conjunta una red de principios y valores sobre los cuales los hombres y las mujeres basan la convivencia.

Los tres ideales fundamentales, proclamados al calor de la revolución francesa de 1789, los conocemos suficientemente: igualdad, fraternidad y libertad.

De forma complementaria también supone democracia infinita, pluralismo, cooperación, bienestar, desarrollo integral del ser humano, paz, utopía y amor.

Transformar al ser humano para transformar la sociedad y viceversa

Transformar al ser humano significa volcarlo hacia el bien.

Se trata de un proceso de permanente educación hacia el salta cultural, a la par de la instauración de procesos sociales de fluida y transparente articulación y cohesión social.

Transformar al ser humano significa insistir en la idea de hacer de la solidaridad un acto reflejo en todos, y a la par hacerle un acto consciente.

Por su parta la conciencia se apoya sobre dos pilares: comprender el mundo y convertir la práctica rutinaria en praxis transformadora.

El hombre nuevo no dice ser de un modo, sino que se comporta y actúa como tal.

Sólo cuando el discurso transformador se hace acción cotidiana, cuando los sujetos históricos hacen lo que postulan y actúan solidariamente, se logra instaurar el sistema de valores socialistas, las nuevas relaciones sociales de la renovada sociedad, la plena exaltación humana.

Así como para incidir en la transformación de la sociedad es imperativo moldear seres humanos reproductores de amor y proclives a la convivencia fraterna, también es necesario forjar la nueva actitud ciudadana.

Rasgos distintivos del hombre y la mujer socialistas

En la nueva sociedad las personas han de practicar todas las bondades humanas.

Es claro que tal aspiración comporta un prolongado recorrido de trascendencia civilizatoria.

La especie en proporción armónica con el medioambiente proyecta sus capacidades en el sentido de la vida plena, apacible, sublime.

Se trata de un proyecto histórico que demanda de los revolucionarios su incorporación a la vanguardia transformadora.

Quienes ocupen dicha posición serán seres integrales, dividen su actuación vital entre la procura colectiva y el logro de sus aspiraciones.

Están en la cúspide de la civilización, fermento esencial para la maduración de los pueblos.

El nuevo hombre y la nueva mujer se caracterizan por ser y actuar conforme a los siguientes rasgos distintivos:

Es ético y moral.
Tiene conciencia de clase.
No es individualista.
No es egoísta.
No es dogmático.
No es sectario.
No es racista.
No es consumista.
No es autoritario.
No es intolerante.
No trata a los demás como mercancía.
Promueve la unidad en la diversidad.
Promueve el trabajo digno.
Practica la igualdad entre los seres humanos.
Es, ante todo, revolucionario.
Es justo.
Es solidario y practica la reciprocidad.
Es participativo.
Labra su cultura y está en perenne proceso de formación.
Es dedicado.
Es organizado y disciplinado.
Es responsable.
Es humilde.
Es desinteresado.
Es apasionado.
Comete errores y sabe rectificar.
Es humanista.
Fomenta el internacionalismo.
Es crítico y autocrítico.
No es adulador.
Es honesto e incorruptible.
No es clientelista ni practica el grupalismo.
No es burócrata ni legitimador del burocratismo.
Es eficiente.
Amante y defensor de la libertad.
Milita en las causas medioambientales.
Es un ser sociable.
Lucha contra la alineación en todas su formas y manifestaciones.
Administra el ocio en términos productivos y liberadores.
Practica la libertad de creencias y cultos.
Da a la sociedad lo que puede y espera recibir de ella lo que necesita.
Lucha contra todas las formas de explotación y opresión.
Liberador y liberado de la pobreza y la miseria.
Combate la exclusión.
Es creativo.
Practica la igualdad de género.
Es un intelectual orgánico.
No se conforma con interpretar la realidad, la transforma.





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